"I love the smell of napalm in the morning."

Los cuatro últimos de Filipinas



Está claro que es imposible agradar a todo el mundo. Pero nunca deja de sorprender que una banda de rock pueda ser idolatrada en medio mundo y odiada a muerte en la otra mitad.

Éste fue el caso de los Beatles, incluso antes de que los conservadores americanos les declararan la guerra a muerte a raíz de que Lennon dijera aquello de que eran más conocidos que Jesús.

En 1966, tras su gira por Japón, los cuatro de Liverpool decidieron hacer una parada en Filipinas antes de volver a su isla. A su llegada al archipiélago, fueron recibidos como héroes, y veinte Cadillacs oficiales acudieron al aeropuerto a recogerles. Las medidas de seguridad fueron equivalentes a las que se prestaba a los jefes de estado extranjeros, puesto que Filipinas era un país realmente peligroso para un forastero: la criminalidad estaba por las nubes, ya que todo el mundo poseía armas de fuego y hasta la más mínima provocación terminaba en un derramamiento de sangre.

Por aquel entonces, el gobierno oligárquico del país estaba monopolizado por la familia Marcos. Aprovechando la visita del cuarteto, pretendían mejorar su imágen pública, por lo que la Primera Dama invitó a los Beatles a cenar junto con un grupo de niños huérfanos.

No obstante, después de un viaje agotador y con dos conciertos a la vista, los Beatles declinaron educadamente la oferta y se quedaron en en hotel durmiendo, ajenos a lo que se les venía encima.

La Primera Dama no estaba acostumbrada a recibir un "no" por respuesta, así que inmediatamente decidió vengarse utilizando su control sobre los medios de comunicación. Las cámaras grabaron en directo cómo la mandataria había sido "plantada" por los ingleses, deshonrando a todo el país. También se mostraban imágenes de los niños llorando y de los platos vacíos.

Cuando los Beatles despertaron, pidieron al hotel el desayuno, pero nadie les sirvió. Al encender el televisor, descubrieron horrorizados la campaña de desprestigio que se había lanzado contra ellos. Decidieron inmediatamente poner pies en polvorosa, ya que temían por su vida: todas las medidas de seguridad habían sido retiradas, dejándoles desprotegidos en medio de un país lleno de pistoleros lunáticos que se les venían encima.

El hotel les comunicó que ahora sólamente había disponible una moto para llevarles al aeropuerto. Su manager, Brian Epstein, pagó $18.000 de su propio bolsillo para que les dejaran marchar, puesto que debían pagar unos impuestos especiales que nadie había mencionado antes. Tuvieron que huir a pie, abandonando parte de su equipaje, a través de una multitud que les escupía, insultaba y golpeaba. Paul se escabulló entre un grupo de monjas. Ringo se llevó la peor parte, al recibir varios puñetazos en la cara.

Finalmente, cuando llegaron milagrosamente al avión, el despegue se aplazó. Un grupo de militares uniformados subió al avión y habló con Brian, y les reclamó todo el dinero que habían recaudado en su visita al país, que no era moco de pavo: más de 200.000 entradas, merchandising y publicidad.

Tras acceder a este nuevo chantaje, regresaron a Gran Bretaña y juraron no volver jamás al "país más horrible del mundo".

4 comentarios:

  1. nada más leer la primera frase que reza: está claro que no se puede agradar a todo el mundo sabía que me iba a encantar el artículo.
    abuso de poder y egocentrismo. qué asco.
    menos mal que los beatles estaban y están por encima de todo eso.

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  2. es cierto que nadie tiene derecho a someter a nadie a tal desprestigio y chantajismo, pero por otro lado, tampoco ellos se quejaron del exceso de atenciones que recibieron al llegar, ni creo que estuviera bien declinar la oferta de la primera dama.
    Nunca he estado de acuerdo en que haya diferencias, ni siquiera en nombre del arte.

    Aún así, muy buen artículo.

    Un beso, capitán

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  3. Conocia ese capitulo de los Beatles de Filipinas. Lo que hace una masa sin criterio guiada por personajes burdos. Pero como dijo John Lennon, los de abajo que aplaudan, los de arriba, valen con que agiten las joyas.
    Un Saludo.

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